Ubicándonos
La Vall de Can Masdeu está ubicada en la parte más baja de la sierra de Collserola, justo encima del barrio de Canyelles, en Barcelona. Durante siglos la sierra de Collserola ha sido un espacio lleno de vida, tanto de plantas y animales como de campesinas y pastores. Sin embargo, con el tiempo se ha ido degradando debido al crecimiento de los núcleos urbanos y la proliferación de nuevas infraestructuras. Aunque no todo son malas noticias; siguen manteniéndose relativamente bien conservadas unas 9.000 ha y la sierra ha sido declarada Parque Natural. El proyecto de Can Masdeu forma parte de las resistencias populares a la metástasis urbana, recuperando los usos tradicionales agroforestales y comunitarios en el valle.
¿Quieres saber más? Puedes seguir leyendo, ¡te contamos encantadas!
El estira y afloja entre uso y propiedad
Te preguntarás si Can Masdeu es un espacio okupado o si es un espacio cedido, debido a la cantidad de años que ya lleva el proyecto en marcha. Es una gran pregunta y la respuesta es bastante sencilla. Pero para responderla debemos remontarnos primero a los inicios del proyecto.
La Vall de Can Masdeu se okupó en invierno de 2001. Y pocos meses después, en mayo de 2002, vive un intento de desalojo, ya que la propiedad, la fundación de patrimonio del Hospital de Sant Pau, pone en marcha un proceso penal. Así se inicia una resistencia no violenta que se prolonga tres días, hasta que el estado y condiciones de salud de las personas que resisten colgadas en las fachadas ya está muy al límite al haberse prohibido que recibieran agua, abrigo y comida. En ese momento se suspende el desalojo, pues el juez considera que “el derecho a la vida está por encima del derecho a la propiedad” ¿Tiene todo el sentido, verdad?
Pese a esta victoria, la fundación solicita repetir el desalojo, ignorando que el propio juez, la Audiencia Provincial y la Fiscalía de Catalunya reconocen que Can Masdeu es un proyecto de uso social y desaconsejan la vía penal. Meses después, y asumiendo que tienen las de perder, optan por retirarse y organizan un contragolpe, esta vez por la vía civil. Y es en este marco que en febrero de 2005 se sentencia que el patronato tiene derecho a recuperar el uso del edificio. Sin embargo, se reconoce la legitimidad del proyecto actual y se insta a las partes a “ponerse de acuerdo”. Desde entonces vivimos okupando, bajo la amenaza de ese posible desalojo que hasta el momento no se ha ejercido y explorando otras opciones. Tocamos madera!
Sin embargo, no creais que al valle le han faltado pretendientes. Os explicamos algunas de las ideas que se han propuesto desde los años 90 ¡Algunas son realmente muy locas! Primero se quería trasladar el Zoo de Barcelona, después trasladar una parte de la cárcel de La Model, más adelante realizar un área residencial privada para médicos jubilados afiliados al Colegio de Médicos de Cataluña y, finalmente, se planifica un centro de acceso a Collserola y un albergue juvenil. Ninguna de estas propuestas ha salido adelante.
Lo que nos preguntamos es ¿porque este ansia de sacar rendimiento económico de un espacio que ya está lleno de vida -y a coste cero por las arcas públicas- cuando el patrimonio de la Fundación del Hospital de Sant Pau ya incluye más de 1000 inmuebles? Está claro que la tierra se entiende como una mercancía; y en el caso de terrenos cercanos a las grandes ciudades ya ni te cuento. Quizá por eso cuesta tanto imaginar la posibilidad de departament la Vall de Can Masdeu tal y como está ¿Cualquiera diría que en esta sociedad el derecho de propiedad está por encima del derecho de uso, no? 😉
Pero sigamos con la historia. Para romper con la lógica de que quienes dejaron en desuso la finca durante 50 años disfrutan del derecho a hacer y deshacer, denunciamos el abandono negligente, la especulación, la opacidad y el manejo vertical con que el patronato ha tratado su patrimonio en el valle. Y no, no ganamos ese litigio, pero sí podemos decir que por primera vez una querella de este tipo es aceptada a trámite. 10 años después el tiempo nos da la razón y se destapa el truco: separar la gestión hospitalaria de la gestión del patrimonio en dos patronatos distintos. Es decir, el hospital aplica recortes sanitarios mientras el patrimonio inmobiliario se desentiende y no aporta fondos en tiempos de crisis.
Sant Llàtzer es el futuro
Cabe decir que cuando hablamos del “patrimonio en el valle” no hablamos sólo de la antigua leprosería de Can Masdeu. La propiedad de 35 incluye también otras zonas, especialmente el edificio de Sant Llàtzer, un hospital de 7500 m2 que corona el fondo del valle y que nunca ha dado servicio hospitalario. De hecho, lleva ya cerca de 60 años abandonado y sólo se utiliza como residencia del vigilante y como almacén. Por esta razón en el 2016 lanzamos la campaña ¿Resucitamos Sant Llatzer? donde se plantea por parte de varios colectivos la posibilidad de reclamar el espacio y destinarlo a usos más interesantes, más comunes y menos privativos ¿No es mala idea, verdad? En el próximo capítulo te explicamos cómo ha evolucionado esta reivindicación.
Revolución acompañante y siendo acompañadas
En la gestación del proyecto de Can Masdeu se encuentra el Movimiento por la Justicia Global. Nutrimos y somos nutridas en las movilizaciones contra la Europa del Capital durante la cumbre de jefes de estado de la UE en Barcelona (2002), para detener invasión de Irak (2003) o en respuesta a la represión policial sufrida por un compañero durante una acción de desobediencia civil noviolenta en la cumbre del G8 de Aubanne (2004). En 2007 impulsamos espacios como la Red por el Decrecimiento o la Red Agroecológica. En 2011 vivimos a fondo la ocupación indignada de las plazas del 15M y 19J.
En Nou Barris nos sumamos a la densa trama asociativa (sin olvidar buenos amigos en Horta). Y de hecho siempre recordamos con orgullo que desde el año 2004 la Red de Equipamientos de Nou Barris considera por unanimidad que la Vall de Can Masdeu es “un equipamiento más del distrito”. A su vez, con las redes ecologistas y agroecológicas hemos trabajado por la soberanía alimentaria, contra los transgénicos, en defensa de Collserola y por una transición ecosocial digna de ese nombre. Vaya, que nos hemos entrelazado de muchas maneras con el objetivo común de superar el callejón sin salida de la Gran Aceleración.
Y así, a lo largo de los años defendemos espacios comunitarios, contagiamos la ruralización urbana y expropiamos la dignidad habitacional. En 2012 organizamos la campaña Baixem Collserola en la Ciudad, que junta técnicos y asociaciones preocupados por el anuncio municipal de convocar un “concurso de ideas” para intervenir con “16 puertas” en la solana de Collserola. En 2015, Permacultura Barcelona impulsa varios proyectos en el valle, alguno de los cuales han mutado con el tiempo pero siguen allí. Es el caso del Bosque Comestible, sustrato de lo que hoy es la amenazada “Rampa Comestible” para personas con diversidad funcional.
Desde 2017 colaboramos con Ruralitzem, espacio de coordinación agroecológica local. Y desde 2019 intentamos recuperar la Bassa Gran para asegurar una reserva de agua ante el creciente estrés hídrico provocado por la crisis climática. Al mismo tiempo, y desde 2021, la campaña para resucitar a Sant Llàtzer se reinventa. Ahora proponemos un centro de Justicia Climática al que llamamos La Casa dels Futurs. A su vez, con el proyecto Alimentem Collserola impulsamos la recuperación de los rebaños en la solana
Y hasta ahí hemos llegado, de momento. No siempre fue fácil. En los últimos tiempos la comunidad de la vivienda ha vivido un conflicto interno que la ha disgregado y mutado. Pero seguimos adelante, cambiando de piel, aprendiendo de los errores y consolidando los aciertos. Porosos pero arraigados. Esperamos haberte ayudado a ubicar nuestro proyecto en constante evolución. Y cuando puedas, ven a vernos, que hay cosas que las palabras no pueden transmitir.